Pedro se despertó sobresaltado y sintiendo que lo observaban, por un momento notó un leve latido en sus sienes cuando un ruido imprevisto le distrajo. Se incorporó en su catre buscando el causante del ruido, una rata... ¿Blanca? que huía de su plato de comida con los restos de lo que fue un asqueroso almuerzo de prisión, pero Pedro no tuvo tiempo para preguntarse siquiera de donde había salido ese animal, cuando se oyó una voz aterradoramente familiar desde la oscuridad:
¿Insomnio eh? - dijo con sorna una voz desde la celda contigua- odio cuando me pasa también, en especial si ha sido un día particularmente malo como hoy - expresó la voz no sin cierto dejo de resentimiento hacia el mundo.
Pedro cerró los ojos por un momento para despejar su mente, había estado soñando con el juicio, otra vez veía las grandes puertas con arabescos, los pasillos interminables, el incesante repiqueteo de las máquinas de escribir que sellaban los destinos de cientos de fulanos como él diariamente, y, por supuesto, el olor.
El olor, el asqueroso olor del detergente para pisos que utilizaban los edificios gubernamentales, una mezcla hedionda de pino, lavanda y ¿alcohol? impregnó sus fosas nasales cual si hubiera estado deambulando por una corte de justicia todo el día con la nariz a ras del suelo, el olor fue lo que lo despertó.
¿Vas a hablar o qué? ¿Te asustan los ratones? - rió de nuevo la voz - Milly no es un ratón cualquiera, ella es una dama y no hubiera tocado tu comida si no hubiera visto que la despreciaste por completo - esta vez su voz tenía un tono de ternura, como si hablara de un ser querido - A decir verdad - la voz al parecer tenía ganas de hablar durante un rato más - es una porquería aún para ella, no sabes lo que aprecia la carne fresca cuando la logra conseguir, ¿o no Milly? - el ratón guardó silencio como solo un ratón sabe hacerlo
¿Eh? - dijo Pedro un tanto confuso, nunca fue del tipo social - ¿Milly? - el recuerdo del olor seguía rondando su cabeza.
Si - replicó la voz - Milly, ¿Qué nunca has tenido una mascota en tu vida muchacho? - preguntó como quién sorprende a un niño portándose mal
Este...nunca un ratón, siempre me han parecido más listos de lo que aparentan no cree? - Respondió Pedro recordando cómo los ratones que veía en preescolar parecían sospechar de él, sin embargo la maestra le dijo que eran alucinaciones suyas. El sueño sobre el juicio se le empezaba a hacer distante y los detalles difíciles de recordar, como con todo sueño que había tenido en esa maldita prisión.
Cierto, cierto - acordó complacida la voz - Milly acá tiene varias habilidades que dejarían boquiabierto a más de uno, digamos que, puede traer cosas - sentenció la voz con un tono que invitaba a su interlocutor a hacer una pregunta, al no formularse esta continuó - cosas que si bien en el mundo real pueden parecer una nimiedad, acá valen más que cualquier tesoro enterrado en esta isla de fantasía muchacho - dicho esto guardó silencio.
Luego empezó la música.
2.6.12
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